OSCAR NIEMEYER

"No es el ángulo recto que me atrae, ni la línea recta, dura, inflexible, creada por el hombre. Lo que me atrae es la curva libre y sensual, la curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer preferida. De curvas está hecho todo el universo." Óscar Niemeyer.

Definido por Michael Kimmelman, crítico de arquitectura del diario The New York Times como el último de los modernos, el arquitecto brasileño Óscar Niemeyer estableció en la década de los 50 su despacho en Copacabana donde por más de 60 décadas proyectó edificios de bellas y sinuosas formas construidos principalmente con concreto armado, aunque de 1966 a 1980 vivió en París durante la dictadura militar. Para el creador de los edificios que dieron cara a Brasilia en los años 60 bajo el plan urbano del arquitecto Lucio Costa, “cada arquitecto debe tener su arquitectura, cultivar, de forma autónoma, su intuición creadora y evitar la repetición”.

Su arquitectura en ocasiones ha sido comparada con la samba y el  bossa nova: cool, juguetona, sensual. El Museo de Arte Contemporáneo de Niteroi (1991), en Río de Janeiro, es considerado su obra maestra; la estructura en forma de platillo parece un OVNI que se ha posado sobre la ladera de la Bahía de Guanabara. Una de sus últimas obras  fue el Centro Cultural Internacional Óscar Niemeyer (2011), ubicado al margen de la Ría Avilés, en Asturias, España. "Una plaza abierta a todo el mundo, un lugar para la educación, la cultura y la paz", según las palabras de su creador.

Niemeyer siempre persiguió la innovación, su arquitectura ha jugado con los límites de la ingeniería. Edificios audaces casi suspendidos en el aire, delgadas esferas, cubiertas y paramentos de ondulante silueta son sello inconfundible de su obra. Reconocido con el premio Priztker de Arquitectura (1998) y el premio Príncipe de Asturias de las Artes (1999),  el arquitecto Óscar Niemeyer murió a los 105 años de edad.

Por Isaura González Gottdiener